06 de marzo de 2025
El origen de la sidra en Asturias: una tradición milenaria que sigue viva

El origen de la sidra en Asturias: una tradición milenaria que sigue viva
Hablar de la sidra en Asturias es hablar de historia, cultura y raíces. Esta bebida ancestral no solo ha acompañado a generaciones de asturianos, sino que se ha convertido en todo un símbolo de identidad para la región. Marcas como Sidra El Gaitero son herederas de una tradición que se remonta a siglos atrás, cuando los primeros pobladores comenzaron a fermentar el zumo de manzana como una forma de conservarlo y disfrutarlo durante todo el año.
Conocer cuándo se empezó a hacer sidra en Asturias y por qué esta tierra se convirtió en su cuna es adentrarse en una historia fascinante que mezcla agricultura, saber popular y un entorno privilegiado para el cultivo del manzano.
¿Cuándo se comenzó a elaborar sidra en Asturias?
La historia de la sidra asturiana se remonta al menos al siglo VIII, aunque algunos historiadores creen que su origen podría ser aún más antiguo. Existen documentos del año 780 que mencionan la existencia del "pomar", o manzanal, en la región, y no tardó en extenderse la costumbre de fermentar el jugo de esta fruta para obtener una bebida refrescante y duradera.
Durante la Edad Media, la sidra era ya una bebida común en monasterios y hogares rurales. Se elaboraba de forma artesanal y su consumo estaba asociado a celebraciones religiosas, reuniones familiares y actos comunitarios. Fue precisamente en Asturias donde más se desarrolló esta práctica, gracias a las condiciones ideales del clima, la riqueza del suelo y la abundancia de variedades autóctonas de manzana sidrera.
¿Por qué Asturias se convirtió en tierra de sidra?
Asturias reúne todos los factores que explican por qué la sidra se convirtió en parte esencial de su vida cotidiana. El clima templado y húmedo favorece el cultivo de manzanos, mientras que las características del suelo permiten obtener frutos con un equilibrio perfecto entre dulzor y acidez. Además, el saber hacer transmitido de generación en generación ha sido clave para perfeccionar las técnicas de recolección, fermentación y conservación.
Otro elemento fundamental ha sido la vinculación cultural de la sidra con la identidad asturiana. A lo largo de los siglos, esta bebida ha estado presente en momentos clave de la vida social, desde bodas hasta reuniones en las tradicionales sidrerías. Hoy, gracias a empresas como Sidra El Gaitero, esta herencia se proyecta al futuro con una apuesta por la calidad, la innovación y la internacionalización sin perder de vista su raíz más profunda.
De la tradición a la excelencia: la evolución de la sidra
Si bien la sidra ha sido siempre parte del paisaje asturiano, su elaboración ha evolucionado de forma significativa. Lo que comenzó como una bebida rústica elaborada en lagares familiares ha dado paso a un proceso mucho más técnico, donde la investigación y el control de calidad son fundamentales. Sidra El Gaitero, fundada en 1890, fue una de las primeras en apostar por llevar la sidra más allá de las fronteras asturianas, exportando el sabor de la manzana a todo el mundo.
Hoy, el proceso de elaboración se inicia con la selección de las mejores variedades de manzana, se continúa con una fermentación cuidada y se culmina en el embotellado de productos como la sidra espumosa, que ha sabido combinar lo mejor de la tradición con las exigencias del consumidor actual. Esta evolución ha permitido que la sidra sea vista no solo como una bebida tradicional, sino como una opción sofisticada y versátil.
La sidra como patrimonio vivo de Asturias
Más allá de su sabor, la sidra representa un patrimonio vivo que define la forma de ser de Asturias. Desde los manzanos en flor hasta el característico escanciado, cada detalle forma parte de un ritual que conecta pasado, presente y futuro. En este contexto, la labor de marcas como Sidra El Gaitero ha sido fundamental para mantener viva esta tradición, adaptándola a nuevos públicos sin perder su autenticidad.
Gracias a este equilibrio entre origen y modernidad, la sidra asturiana continúa conquistando paladares y ocupando un lugar destacado en celebraciones, gastronomía y cultura. Y lo seguirá haciendo mientras haya manzanos, manos expertas y pasión por una bebida que es mucho más que una bebida: es historia líquida embotellada.